sábado, 15 de marzo de 2014

Entre estaciones

Todos los momentos del año tienen algo especial, pero hay una época que me resulta especialmente estimulante: las semanas de transición del invierno a la primavera. No siempre coincide con el principio de la primavera, a veces llega antes, aún en pleno invierno; a veces se hace de rogar.

Son estos días de sol, de mañanas y atardeceres fríos, de tardes largas ya, que permiten pasear a mediodía casi sin chaqueta y nos obligan a usar gafas de sol. Nos sacan a la calle, provocan sonrisas, templan la sangre y el ánimo, y nos llevan a reencontrarnos con los nuestros, y con los otros también, en espacios públicos. Promueven el movimiento, la comunicación, nuevos planes.

Nos hacen olvidarnos por el momento del frío invierno y la oscuridad. Solo de momento. Son un anticipo de lo que nos espera en un par de meses, nos anima a aguantar un poquito más el frío que aún está por llegar, nos recuerda que lo peor ha pasado y que ya queda poco para el gran sol. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Pandis

Y yo que me creía a salvo de la influencia de la gran o pequeña pantalla en lo que a estereotipos de relaciones se refiere, me descubro arrugando el morrillo porque yo quiero una relación de amigas como las de Sexo en Nueva York (o Sex and the City).

Sorteé el anhelo del príncipe azul y sorteé el de la familia perfecta, pero no he conseguido librarme de este: la amistad de guión de serie.


Y es que quiero poder quedar con amigas porque sí, sin excusas y con ellas, con la misma facilidad que las protas de la serie. Llevo meses intentando quedar con un sector de mis amistades y no lo consigo. Y reconozco en alta voz que me frustra. No puede ser que siempre sean más prioritarios los partidos de los niños y los encuentros familiares. Jo, jo y requetejo.


Lo digo en alta voz porque por aquí no va a asomarse ninguna de ellas, que tardarían medio segundo en preguntarme que de qué narices estoy hablando yo, que llevo años de un lado a otro y nunca he estado cerca, salvo esos encuentros semestrales que, también es mala suerte, ahora que estoy cerca han dejado de hacerse.


Y porque no aparecerá tampoco una de mis muy queridas amigas, que no hace más que enviarme convocatorias para eventos que, en el peor de los casos, serían una buena excusa para vernos y que yo no hago más que rechazar porque... porque... por eso.


Ni tú, Circe, salvo que te acuerdes en algún trance de que existe este blog. Nosotras que compartimos más que muchas parejas, ahora tardamos una media de cuatro meses en vernos apenas unas horas. Si fuéramos personajes de la serie, nos haríamos dos horas de coche para tomarnos un café o un vino, ponernos al día, y seguir después con nuestras vidas, sin despeinarnos ni arrugarnos el vestido.


Qué bonita la soledad cuando tus amigos están a mano. Y qué fea cuando quedan totalmente fuera de tu alcance, por tiempo, por distancia o por prioridades.

miércoles, 24 de agosto de 2011

PERSONAJES DE CUENTO. CAPÍTULO I.


Cosas que debes saber de las anticenicientas:

Las anticenicientas nunca se van corriendo de las fiestas ni tienen miedo, ni prisa, ante las campanadas de los relojes que anuncian el paso de la noche,
las anticenicientas salen pitando sin embargo cuando suena el despertador,
se disfrazan de ratón camino del trabajo y encaramadas a su calabaza,
algunos días aún descalzas,
pisan el acelerador.

Las anticenicientas no bailan con príncipes ni friegan mucho...
tienen a las mujeres por hermanas y no compiten con ellas por los hombres.

Las anticenicientas llevan calzado cómodo y no lo pierden por las noches,
aunque
hay mañanas que no encuentran los zapatos porque no recuerdan donde se los quitaron.

A las anticenincientas los hombres no les suelen devolver el calzado y tienen todas un cajón de pares sueltos,
por ello
a las anticenicientas les encanta dormir con hombres que se acuestan con dos zapatos, amanecen sólo con uno y que conocen el secreto de los calcetines desparejados.

Y lo más importante:

Las anticenicientas esta temporada están locas de amor, aullan a la luna y rondan Fernandos.

domingo, 9 de enero de 2011

MUJERES AUTOSUFICIENTES 2


¡ CÓMO QUIERO A MIS AMIGAS!


Como se suele decir... año nuevo, vida nueva.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

This is the end...

     Otro año que termina. Otros 365 días de sonrisas y lágrimas, canciones e improperios, compañías y soledades.
    Y hoy llegó el invierno, con sus fríos y nieblas y, afortunadamente, sus minutos extra cada día. Maravilloso solsticio de invierno, que nos lleva poco a poco a esas tardes soleadas de primavera.
    Para todas aquéllas que alguna vez hayáis asomado la naricilla por aquí y para los algunos aquellos que, seguramente por despiste, hayan caído en esta página:

MIS MEJORES Y SINCEROS DESEOS DE FELICIDAD

     Sea lo que sea lo que entiendas por ser feliz, espero que lo consigas.

miércoles, 9 de junio de 2010

Para Circe

    Después de otro año caminando, haz un pausa y celebra con nos la experiencia vivida. Seguro que da para muchas risas y alguna que otra lagrimilla.

Felicidades, amiga.

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

Mario Benedetti

lunes, 7 de junio de 2010

Puertas abiertas

Desde hace mucho tiempo, las puertas de mi casa están abiertas. Rara vez las cierro con llave y todas se pueden abrir desde fuera. Nunca sabes quién puede venir; lo mismo una visita inesperada que te alegra la mañana que una interrupción inconveniente de la que te habría gustado esconderte. Siempre puedes decirle que venga otro día, o que no vuelva. Es más fácil esconderse pero te quedas con la duda de qué querría. La de oportunidades que te puedes perder.

Como la vida misma.